Hay lugares que, sin saber cómo, nos atrapan. Nos invitan a quedarnos un rato más, a desconectar de la rutina y quedarnos con lo que realmente importa.
Así es el paseo junto al río Gas, a su paso por Jaca. En esta escena otoñal, el río baja despacio, dejando al descubierto las piedras de sus márgenes, como si el agua quisiera tomarse un descanso antes del invierno. Los árboles, con sus hojas tomando tonos amarillentos, anuncian tímidamente la llegada del otoño.
Desde el nivel del río, he capturado la magia de este rincón único, ese momento en el que el paisaje parece susurrar que el tiempo aquí pasa de manera diferente. Esta acuarela es una ventana a ese instante de paz, perfecta para quienes buscan llevarse un pedacito de la serenidad del Pirineo a casa.
Papel Arches 300 g/m2, 100% algodón.
Obra sin enmarcar.