Este paisaje imaginado invita a perderse en la serenidad de un día invernal. Un vasto campo nevado se extiende hasta fundirse con el horizonte. En la distancia, los arbustos difuminados añaden profundidad y una sutil conexión con la tierra. La atmósfera de calma invernal que envuelve la escena transmite una sensación de quietud, como si el tiempo se hubiese detenido en este rincón tranquilo y solitario.
Acuarela en papel Arches, 300 g/m2, 100 % algodón
Obra sin enmarcar